For three years, volunteers from Divine Saviour Roman Catholic Church on the Eastside have been waking up early on Thursdays to make ingredients for burritos, then gathering to heat up the tortillas, roll the burritos and deliver them to homeless folks in Cypress Park and Lincoln Heights.
Why do they keep doing it? Each person seems to have a different reason, but it all boils down to wanting to do something, anything to help ease the suffering they see on the streets.
“I once told God, send me a signal if you want me to continue doing this and suddenly someone approached me and accepted the food, and told me, ‘The work that you do for us gives us hope and I wanted to say thank you and…God sent me to give you thanks,’ ” said Trini Vega, a volunteer.
The food deliveries started when Maria Martinez decided she wanted to do something to help people experiencing homelessness and suffering on the streets.
The volunteers meet at the church to make two types of burritos, bean and cheese, and burritos with pork, rice, and beans.
María Isabel Velasco said that she wakes up a little earlier than the rest.
“Yo me levanté a las siete de la mañana para traer una de las comidas. Esta vez yo cocine la carne en la noche y solo la calentamos en la mañana,” she said. “I wake up at 7 in the morning to bring some of the food. This time, I cooked the meat at night and only warmed it up in the morning.”
In addition to the burritos, they also get water bottles and pastries from Porto’s, which donates the baked goods to the church on Thursdays so they can be delivered to people experiencing homelessness on the same day. The church also collaborates with the Divine Saviour Catholic Parish & Elementary School.
“The children from the school volunteer to put the baked goods in the bags. They also make little notes and bring little hygiene kits and give them to the homeless and the [kids] love it,” said Angie Austria, a volunteer.
Most of the volunteers have been volunteering since the organization started. Vega, who is a regular, drives Austria and Velasco around the city delivering the burritos. They manage to fit everything in the beat up, little four-door Nissan Sentra: burritos, bags, water bottles, pastries, and sometimes clothes to give to the homeless.
The volunteers said they end up building relationships with some of the homeless folks they meet. For instance, Jaime Sosa, who is one of the regular people they see, is originally from Nayarit, Mexico. He said likes to recycle and earn a little money to get by. You can usually find him on North Broadway in Lincoln Heights.
“La comida ayuda mucho. El trabajo que hacen [las voluntarias] es un buen ejemplo para la gente,” said Sosa. “The food helps a lot. The work [the volunteers] do is a good example for everyone else.”
When Austria delivered food to Sosa, he told her about his homeless friend who had passed away four days ago, from what he said appeared to be malnutrition and possibly alcoholism. His voice cracking, he said he found out when he visited a recycling plant to sell his bottles.
Vega said that many homeless people she sees have lived on the streets for a long time. She said that he and the other volunteers see people with the same clothes, hungry, and sometimes sick.
“We see these people living on the streets suffering and us who have it all we should never complain, because they truly suffer. We keep doing this because the homeless people are so thankful to have us and God bless them,” said Vega.
If you are interested in volunteering you can meet them every Thursday at 8 a.m. at the Divine Saviour Roman Catholic Church at 610 Cypress Ave, Los Angeles, CA 90065.
Community News reporters are enrolled in JOUR 3910 – University Times. They produce stories about under-covered neighborhoods and small cities on the Eastside and South Los Angeles. Please email feedback, corrections and story tips to [email protected].
Feligreses, niños, y otros se asocian para entregar burritos para las personas sin hogar
Durante tres años, los voluntarios de la iglesia Divine Saviour Roman Catholic Church en el lado este de Los Angeles se han despertado temprano los jueves para preparar burritos. Se reúnen para calentar las tortillas, enrollar los burritos y entregarlos a las personas sin hogar en Cypress Park y Lincoln Heights.
¿Por qué lo siguen haciendo? Cada persona parece tener una razón diferente, pero todo se reduce a querer hacer algo, cualquier cosa para ayudar a aliviar el sufrimiento que ven en las calles.
“Una vez yo le dije a dios mándame una señal si quieres que siga hacienda esto y de repente alguien se acercó hacia a mí y acepto la comida y me dijo ‘el trabajo que tú haces nos da esperanza y te quería decir que dios me mando a darte las gracias,’” dijo Trini Vega, una voluntaria.
Las entregas de alimentos comenzaron cuando María Martínez decidió que quería hacer algo para ayudar a las personas sin hogar que sufren en las calles.
Los voluntarios se reúnen en la iglesia para hacer dos tipos de burritos, frijoles y queso y burritos con carne de puerco, arroz y frijoles.
María Isabel Velasco dijo que se despierta un poco antes que el resto.
“Yo me levanté a las siete de la mañana para traer una de las comidas. Esta vez yo cocine la carne en la noche y solo la calentamos en la mañana,” dijo Velasco.
Además de los burritos, también reciben botellas de agua y pasteles de Porto’s, que dona los productos horneados a la iglesia los jueves para que puedan ser entregados a las personas sin hogar el mismo día. La iglesia también colabora con Divine Saviour Catholic Parish & Elementary School.
“Los niños de la escuela se ofrecen como voluntarios para poner los productos horneados en las bolsas. También hacen pequeñas notas y traen pequeños kits de higiene y se los dan a las personas sin hogar y a los [niños] les encanta,” dijo Angie Austria, una voluntaria.
La mayoría de los voluntarios han participado desde que comenzó la organización. Vega,una voluntaria frecuente, conduce a Austria y Velasco por la ciudad repartiendo los burritos. Se las arreglan para acomodar todo en el destartalado Nissan Sentra de cuatro puertas: burritos, bolsos, botellas de agua, pasteles y a veces, ropa para dar a las personas sin hogar.
Los voluntarios dijeron que terminan construyendo relaciones con algunas de las personas sin hogar que conocen. Jaime Sosa, quien es una de las personas sin hogar que ven habitualmente, es originario de Nayarit, México. Le gusta reciclar y ganar un poco de dinero para sobrevivir. Por lo general, puedes encontrarlo en la calle North Broadway en Lincoln Heights.
“La comida ayuda mucho. El trabajo que hacen [las voluntarias] es un buen ejemplo para la gente,” dijo Sosa.
Cuando Austria entregó comida a Sosa, le contó sobre su amigo sin hogar que había fallecido hace cuatro días, por aparente desnutrición y posible alcoholismo. Con la voz quebrada, dijo que lo descubrió cuando visitó una planta de reciclaje para vender sus botellas.
Vega dijo que a visto muchas personas sin hogar viviendo en las calles durante mucho tiempo. Ella dijo que ella y los otros voluntarios ven a personas con la misma ropa, hambrientas y a veces enfermas.
“Vemos que estas personas que viven en las calles sufren y nosotros, que lo tenemos todo, nunca debemos quejarnos, porque realmente sufren. Seguimos haciendo esto porque las personas sin hogar están muy agradecidas de tenernos y que Dios las bendiga,” dijo Vega.
Si está interesado en ser voluntario, puede reunirse con todos los voluntarios los jueves a las 8 de la mañana en la Iglesia Católica Romana Divine Saviour en 610 Cypress Ave, Los Angeles, CA 90065.