El Mercado de Los Angeles, called “El Mercadito,” is not only a place for good Mexican food like flan, chuleta, esquites, churros, but a place for community members to embrace their culture.
The market, which is in Boyle Heights, was founded in 1968 as a place where goods were sold to Mexican, Japanese and Italian communities, according to the Los Angeles Conservancy.
Around 1988, Pedro Rosado bought it and decided the building would be dedicated to becoming a piece of Mexico away from Mexico, according to a 2016 Los Angeles Times story about the market.
The building came to life over the years as vendors brought in the kind of merchandise that you would get in Mexico: leather boots, tubs of mole, folklorico dresses and chicharrones, among other things. It is now known for all that and elaborate mariachi performances.
Some frequent visitors also rave about the market’s chili-topped mango; diablitos, or shaved-ice served with chili sauce, mango and chili-lime seasoning; apples with tamarind; and raspados de vanilla, which is shaved ice with vanilla syrup. “I’ve been going to El Mercadito for more than 10 years. I usually just go for the ice cream and candy,” said longtime customer Victor Torres.
Similarly, Wendy Gonzalez, said she has been coming to the market for years.
“When I was younger, like 10, I used to come around in the weekends,” said Gonzalez.
Gonzalez has been working at one of the leather boot shops for three months. She said she loves that the market serves the community as a cultural hub — not just a typical shopping center. For instance, In that time, she has witnessed some of the changes taking place at the market: “The culture [just] gets bigger.” A diverse range of items are now sold there. Spices to add to your food to decorations to put around your house. “My favorite part about working here is that many people from different countries come visit,” she said.
Still, for many, the market is special because it carries so many of the familiar tastes, smells and sounds of Mexico.
Shoe vendor Maria Teresa Fuentes Hernandez, who has been working at the market for over 13 years, said the familiarity brings a sense of comfort, belonging and even peace. “I hear people talk about how it reminds them of a certain place in their hometown in Mexico,” she said.
That feeling is true for long-time visitor Aileen Trejo and her family.
“I’ve been coming to the Mercadito for quite some time now. I remember coming when I was younger because my family would visit my mother’s friend who lived around the corner, so it was convenient to stop by and get some junk food,” Trejo said, adding that she keeps finding more things that bring her back to the historic building. “This is the closest thing I have that reminds me of Mexico.”
El Mercadito: Un pedazo de hogar en el corazón de muchos México-Americanos
Por Meghan Bravo
Traducción por Luis Chavez y Fernanda Hernandez
El Mercado de los Ángeles, llamado “El Mercadito,” no solo es un lugar de buena comida Mexicana como flan, chuletas, esquites, churros, pero también es un lugar donde los miembros de la comunidad abrazan su cultura.
El mercado situado en Boyle Heights, fue fundado en 1968 como lugar donde mercancía era vendida a comunidades Mexicanas, Japonesas, e Italianas, esto de acuerdo a Los Angeles Conservancy.
Alrededor de 1988, Pedro Rosado lo compró y decidió que el edificio fuera dedicado a convertirse en un pedazo de México fuera de México, de acuerdo a una historia de Los Angeles Times del 2016 sobre el mercado.
El edificio cobró vida cuando vendedores trajeron el tipo de mercancía que encuentras en México: botas de cuero, vestidos folclóricos, mole poblano y chicharrones entre otras cosas. Es ahora conocido por todo esto y por sus elaboradas actuaciones de Mariachi.
Algunos visitantes frecuentes deliran por los mangos con chile; diablitos, o nieve de garrafa; manzana con tamarindo y raspados de vainilla. “He estado yendo a El Mercadito por más de diez años. Usualmente solo voy por la nieve y los dulces,” dijo Víctor Torres un cliente de mucho tiempo.
Similarmente, Wendy González, dijo estar viniendo al mercado por años.
“Cuando era pequeña, como cuando tenía diez años, solía venir los fines de semana,” dijo González.
González actualmente trabaja en una de las tiendas de botas donde ha trabajado por tres meses. Ella dijo que ama, que el mercado sirva a la comunidad como un centro cultural — no sólo como un típico centro comercial. Por ejemplo, en aquel tiempo, ella fue testigo de algunos cambios que tomaron lugar en el mercado: “La cultura se hace más grande.” Un diverso rango de artículos ahora son vendidos ahí. Desde especies para la comida hasta decoraciones para la casa. “Mi parte favorita de trabajar aquí es que mucha gente de diferentes países vienen a visitar” dijo ella.
Aun para muchos, el mercado es especial porque trae muchos sabores, olores y sonidos familiares de México.
Maria Teresa Fuentes Hernández vendedora de zapatos, que ha trabajando en el mercado por más de 13 años, dijo que la familiaridad trae un sentido de comodidad, pertenencia y paz. “Escucho a la gente hablar sobre cómo les recuerda a un cierto lugar de sus tierras natales en México,” dijo ella.
Ese sentimiento es verdadero para Aileen Trejo y su familia, visitantes del mercado.
“He estado viniendo al mercadito ya por algún tiempo. Recuerdo venir cuando era más joven porque mi familia visitaba a la amiga de mi mamá quien vivía a la vuelta de la esquina, entonces era conveniente pasar y comprar algo de comida.” dijo Trejo. Agregó que ella sigue encontrando más cosas que la traen de vuelta al edificio histórico. “Esto es lo más cercano que tengo, que me recuerda a México.”
Aimee • Sep 11, 2019 at 11:55 pm
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