El impacto negativo de los refrescos en la alimentación de los niños ha sido extensamente estudiado. Más específicamente, la estrecha relación entre el comportamiento agresivo en los niños y el consumo de sodas o gaseosas con un alto contenido de azúcar, es el objeto de investigación de muchos nutricionistas actuales.
Si bien algunos padres con hijos agresivos ni siquiera se dan cuenta de que las bebidas dulces podrían ser la causa de este comportamiento, esto no es algo que debe tomarse a la ligera. De hecho, en los Estados Unidos se da el más alto índice de consumo de refrescos per cápita que en cualquier otro país del mundo. Muchos de esos consumidores de soda se encuentran entre los niños y los jóvenes.
Con el paso de los años ha habido un gran empuje para eliminar las bebidas dulces de las máquinas expendedoras de las escuelas, así como para educar a los padres acerca del riesgo relacionado con estas bebidas. Entre las enfermedades asociadas con la soda se encuentran los problemas de atención, agresión y obesidad.
Los médicos y los nutricionistas han puesto en claro que la soda proporciona a los niños calorías ‘vacías’ que solo contribuyen a la obesidad. Los dentistas también aconsejan a los padres que no permitan que sus hijos consuman bebidas endulzadas porque pueden causarles caries.
La mayoría de los refrescos son deficientes en calorías, además de que contienen cafeína. La cafeína puede causar dolores de cabeza, malestar estomacal, tensión, nerviosismo, y problemas de sueño, por lo que se ha asociado con afecciones al sistema nervioso y problemas de comportamiento. No se requiere de mucho para que la cafeína produzca efectos en los niños.
La Academia Americana de Pediatría se opone al consumo de cafeína en niños de todas las edades. Por lo que como una alternativa más nutritiva, se recomienda prepararles limonadas, batidos de frutas, o jugos de frutas naturales.