En nuevo reporte de American Public Media (APM), muchos estadounidenses creen que los gastos públicos que el gobierno hace para la educación universitaria han aumentado o que se han mantenido al mismo nivel que hace diez años. La verdad es que muchos estados han reducido los gastos públicos, y por consecuencia, el costo de las colegiaturas ha aumentado significativamente.
Desde la recesión económica del 2008, varios estados, incluyendo California, han aumentado el costo de la colegiatura. Por ejemplo, el sistema CSU (CA State University System), aumentó la colegiatura de $2,772 para estudiantes de grado en el año escolar 2007-2008 —antes de la recesión económica— a $5,742 en la actualidad (calstate.edu, 2019); una diferencia de $2,970 en diez años. Pero, según APM, el 34% de adultos estadounidenses creen que los gastos públicos han permanecido igual, en comparación con el 27% que creen que ha incrementado y a la misma vez el 44% que dicen que se ha quedado atrás en gastos públicos para colegios y universidades. Así que, la mayoría de adultos estadounidenses creen que no existe un problema en la cantidad de gastos públicos que se dan a la educación pública universitaria.
Lo que emerge de este fenómeno, es que, por falta de valoración a una educación universitaria, los políticos dejan de invertir en la educación pública —en este caso, al nivel universitario— y en torno salen a culpar a los institutos por aumentar la colegiatura. Esto produce una especie de resentimiento a las universidades por “aumentar las colegiaturas” sin pensar críticamente que los gobiernos estatales y federales han dejado de invertir dinero público en la educación.
Entonces, ¿de quién es la responsabilidad para que los gobiernos, o administradores, inviertan más en la educación pública? De los estudiantes. En el año 2018, profesores y alumnos del sistema CSU lucharon contra el estado para que la colegiatura no aumentara para las universidades del sistema. Pero, ¿fue suficiente luchar solo por un año? Es tiempo de que los estudiantes se organicen para demandar una educación de calidad sin aumentos financieros. No se puede aumentar la colegiatura cuando es difícil para un estudiante de pos-grado encontrar empleo. Se debe revaluar el sistema donde se pone peso en tener un título universitario, pero en el cual también se ha dejado de invertir en gastos públicos. La unión hace la fuerza y un cuerpo estudiantil unido, no será vencido.